Enfermedades en la piel, la tuberculosis y la desnutrición son las afecciones más complejas.
La cárcel de Puerto Triunfo se ha convertido en un infierno para sus 1.600 internos. Denuncias de defensores de derechos humanos revelan una crisis humanitaria marcada por el hacinamiento, la falta de servicios básicos y la proliferación de enfermedades.
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Jorge Carmona, defensor de los derechos de los internos, alertó sobre las precarias condiciones de vida en el penal. Según Carmona, el calor extremo, que supera los 40 grados centígrados, combinado con la falta de agua potable y una alimentación deficiente, está generando una grave crisis sanitaria, el 99% de los internos presentan delicadas enfermedades.
La situación se agrava por el hacinamiento extremo. Las celdas, diseñadas para cuatro personas, albergan entre ocho y nueve internos. Los reclusos son encerrados durante largas horas en espacios reducidos y sin ventilación adecuada, lo que aumenta el riesgo de contagio de enfermedades.
Según la denuncia, estos internos son sometidos a un calor sofocante. Amontonados unos encima de otros, sin espacio para moverse, padecen una agonía física constante. La falta de agua imposibilita una higiene adecuada y fomenta la proliferación de enfermedades cutáneas como brotes y nacidos, que no reciben la atención médica necesaria.