Durante los últimos cuatro años a Medellín le pasó lo peor que le puede pasar a una ciudad por cuenta de los políticos y sus decisiones: perder su calidad de vida.
Este martes se presentará el informe del programa Medellín Cómo Vamos, donde se revela que en el pasado cuatrienio los ciudadanos vieron aumentar el hambre, la pobreza, la desnutrición, la percepción de inseguridad y la deserción escolar, al tiempo que cayeron la confianza en las instituciones y en quienes las representan se vino al suelo.
El informe hace especial énfasis en que los resultados dan cuenta de cómo quienes tienen el poder político con sus decisiones afectan directamente la vida de los ciudadanos y en ese sentido deben asumir públicamente la responsabilidad de sus decisiones y acciones.
Al evento asistirán el alcalde Federico Gutiérrez y buena parte de su gabinete, así como líderes sociales y empresariales de toda la ciudad. El que no asistirá será el exalcalde Daniel Quintero, que es quien debería estar para responderle a los ciudadanos de Medellín por los resultados que se presentarán allí.
Respecto a los resultados del informe, Medellín Cómo Vamos hace un análisis del impacto que tuvo la pandemia en la ciudad. Por ejemplo, Medellín tuvo una mayor tasa de muertes por cada 100.000 habitantes a causa del Covid (100,86) que otras ciudades principales del país como Cali y Bogotá.
Sin embargo, su recuperación económica en términos de creación de empresas y generación de empleos fue de las mejores del país, e incluso estuvo por encima del promedio nacional. En 2023, por ejemplo, la tasa de desempleo para Medellín y el Área Metropolitana fue del 9%, mientras que en el resto del país la media era de 10,2%.
Esta recuperación económica estuvo jalonada principalmente por el sector privado, que fue donde se crearon más de 300.000 empleos en los últimos años. De hecho, en el mismo periodo, los empleos en el sector público de la ciudad disminuyeron un 2%. Además, el empleo generado por el sector privado fue más equitativo: la brecha entre jóvenes y adultos empleados se disminuyó.
Una de las explicaciones para ese repunte económico tiene que ver con el aumento del turismo en la ciudad, que para la organización “careció de una planificación adecuada para maximizar los beneficios y mitigar sus posibles efectos negativos”.
Mientras los turistas crecieron más del 100% entre 2021 y 2022, las empresas formales dedicadas al turismo apenas tuvieron un incremento del 15% en el mismo periodo. En este punto surge una pregunta casi inevitable: ¿por qué si en Medellín crecieron las empresas y los empleos, la calidad de vida de los ciudadanos no mejoró sino que empeoró?
Para Mónica Ospina, directora de Medellín Cómo Vamos, la respuesta es que fue tal el deterioro de lo público en la ciudad y la inoperancia de la administración pública que, de no ser por ese repunte del sector privado, el daño habría sido mucho peor.
La organización calificó el periodo 2020-2023 como el “cuatrienio en el que se perdió la confianza”, entre otras cosas, porque la ciudad contó con más recursos económicos en toda su historia: $32,1 billones en precios constantes del 2023. Que el dato sea en precios constantes quiere decir que no vale la excusa de que los mayores ingresos fueron únicamente producto de la inflación. De esos recursos, cerca del 82% ($26,2 billones) se destinaron a inversión, es decir a la implementación del plan de desarrollo de la administración de Quintero. ¿Para dónde se fue esa plata si no fue a mejorar las condiciones de vida de los habitantes de Medellín? Esa es otra pregunta inevitable.
Entre 2008 y 2020, es decir en las tres alcaldías previas a la de Quintero, las principales inversiones se hicieron en los sectores de educación, salud y transporte. En la pasada, el rubro de transporte quedó relegado y se priorizaron más recursos para “inclusión social y reconciliación”. A pesar de atravesar una pandemia, los datos muestran que la inversión que se hizo en salud no fue extraordinaria ni nada parecido. En 2020 para este sector se destinó el 6,7% del presupuesto, eso es incluso menos de lo que se destinó entre 2012 y 2015, durante la alcaldía de Aníbal Gaviria.
Cuando hizo campaña para la alcaldía, Daniel Quintero repitió una y otra vez que su gobierno trabajaría para los más pobres, que sus esfuerzos estarían enfocados en las comunas del norte y de las laderas de la ciudad, en barrios como el Tricentenario, donde nació. Pues bien, eso no ocurrió: entre 2020 y 2023 disminuyeron las inversiones en las comunas con peores índices de condiciones de vida: Popular, Santa Cruz, Aranjuez, Villa Hermosa y San Javier; mientras que aumentaron en otras con mejores condiciones como Guayabal.
Los habitantes rurales de Medellín también sufrieron la desidia de la pasada alcaldía: en los cinco corregimientos disminuyeron los recursos asignados a inversión.
“Aun cuando la alcaldía contó con los recursos de inversión necesarios para avanzar en la agenda de la ciudad, la gestión administrativa y de los recursos tuvo serios cuestionamientos de efectividad y no se vio reflejada en el bienestar de los ciudadanos”, indicó el informe en este sentido.
Los resultados sociales de la alcaldía de Medellín que tuvo más dinero en su historia son devastadores: en 2023 la ciudad tuvo la cifra más alta de hogares que tienen menos de tres comidas al día en los últimos 18 años: 28%. Cuando Quintero llegó a La Alpujarra la cifra era del 22%. En Medellín, según el Programa Mundial de Alimentos, hay al menos 357.000 personas que se encuentran en inseguridad alimentaria o severa. Eso es más que los habitantes de Envigado y Sabaneta juntos.
Los niños y niñas también sufrieron. Que Buen Comienzo haya terminado en manos de corruptos no fue gratis: la desnutrición crónica en menores de cinco años llegó en 2023 al 8,7%, cuando en 2016 era apenas del 7%. Además, los indicadores de bajo peso al nacer también aumentaron: en 2023 fue del 12,4% según la entidad, mientras que en 2020 era de 9,8%.
En Medellín, además, ahora hay más pobreza que antes. En el último año la pobreza multidimensional aumentó significativamente, pasando del 9,6% en 2022 a 12,0% en 2023, esto en lo que tiene que ver con zonas urbanas. De acuerdo con Medellín Cómo Vamos, este aumento de la pobreza se dio principalmente en el corregimiento de Altavista y en las comunas de la zona nororiental: Popular, Santa Cruz, Manrique y Aranjuez. La conclusión salta a la vista: menos inversión, más pobreza.
Ni siquiera el aumento en el empleo frenó el aumento de la pobreza extrema en la ciudad. Mientras en el 2019 en esta condición estaba el 5,1% de los habitantes, en el 2022 ya se había trepado al 7,7%.
A pesar de que de que buena parte de los recursos del distrito se fueron supuestamente para el sector educativo, los resultados de este no dejan otra cosa que preguntas y cuestionamientos sobre el manejo que se le dio a esa plata. Al finalizar la administración de Quintero, el 96% de las instituciones educativas de la ciudad tenían problemas de infraestructura, sobre eso ya se ha hablado bastante. Pero esa es apenas la punta del iceberg, pues no solo la infraestructura educativa de la ciudad se cayó sino también la calidad de la educación. Por ejemplo, en 2022 se presentó la tasa de deserción escolar más alta de la que se tenga registro. Además, frente a las principales ciudades del país, Medellín es donde los estudiantes más pierden el año, especialmente en el bachillerato. Esto sumado a que cada vez menos estudiantes siguen estudiando después de graduarse de 11. En 2022, solo cuatro de cada diez jóvenes que finalizaron la educación media, comenzaron un programa técnico, tecnológico o universitario.
Esto a pesar de que la alcaldía pasada tuvo dos programas bandera en los que se invirtieron cientos de miles de millones y que pretendían precisamente mejorar las condiciones educativas de los niños, niñas y jóvenes de Medellín: la matrícula cero y los computadores futuro. Pues bien con todo y eso fueron más los que perdieron el año y menos los que entraron a la educación superior.
Quizás el mejor indicador que dejó la pasada administración sea el de los homicidios, que se redujeron casi en un 34%, pasando de 593 en 2019 a 378 en 2023. No obstante, la foto panorámica de la situación de seguridad en Medellín muestra que en esa materia también la ciudad perdió el año (o los cuatro años).
De acuerdo con el informe, en el último cuatrienio las personas se han sentido más inseguras en sus propios barrios. Mientras que en 2019 la percepción de seguridad era del 73%, en 2023 era del 67%. Otra estadística que aumentó fue la del índice de victimización que da cuenta de que en el último tiempo en la ciudad aumentaron los hurtos, las riñas, los problemas de convivencia y la extorsión.
También aumentó sin tregua la violencia intrafamiliar y los delitos sexuales. De cada 10 mujeres asesinadas entre 2020 y 2023, siete se perpetraron por razones de género. Todo indica que en Medellín durante la administración de Daniel Quintero fue el miedo el que derrotó la esperanza y no al revés.
Para la organización, más allá de las estadísticas que se podrían recuperar con una buena gestión pública, lo que preocupa es que las consecuencias para los niños que se desnutrieron, las familias que se empobrecieron, los jóvenes que abandonaron la educación, duran más de cuatro años.
La gente se dio cuenta
La crisis política y social que vivió la ciudad durante los últimos cuatro años no fue producto de una narrativa de políticos, organizaciones y medios de comunicación de oposición a la administración del exalcalde. Los ciudadanos se dieron cuenta de cómo la ciudad fue yendo de mal a peor.
La prueba más contundente de eso fueron los resultados de las pasadas elecciones donde el candidato del continuismo, Juan Carlos Upegui, perdió en cada una de las 16 comunas y cinco corregimientos de la ciudad y apenas alcanzó el 10,1% de la votación.
El informe de Medellín Cómo Vamos muestra cómo los ciudadanos cada vez fueron perdiendo más confianza en quienes los gobernaban. Por ejemplo, al final del mandato de Quintero, solo el 38% de los ciudadanos creían que la ciudad iba por buen camino y apenas el 24%, es decir, uno de cada cuatro, confiaba en el alcalde. Unas cifras inédita desde que la organización realiza esta encuesta.
Esa mala imagen de la administración distrital no se limitó a la figura del alcalde sino que se extendió a buena parte de las entidades públicas del distrito: EPM, el Área Metropolitana, el Concejo, el Inder, Ruta N y Metrosalud; todas tuvieron la imagen más desfavorable de los últimos años.
Ahora le corresponde a la alcaldía de Federico Gutiérrez cumplir la promesa con la que se hizo elegir y no solo recuperar la confianza que históricamente los medellinenses tenían en sus gobernantes y en sus instituciones, sino mejorar sustancialmente la calidad de vida de sus gobernados, que debería ser en cualquier caso la premisa elemental de cualquier gobierno.
De momento, desde Medellín Cómo Vamos ven con buenos ojos el plan de desarrollo que la actual administración le presentó en la ciudad, en especial el énfasis que este hace en inversión social, principalmente en educación, salud y en programas para reducir el hambre y la pobreza.
Sin embargo, tienen preocupaciones en otros temas que consideran claves como movilidad y medio ambiente, que deben trabajarse en conjunto con los demás municipios de la región a través del Área Metropolitana, con quien, por ahora, no ven una hoja de ruta clara.
“El poder político viene acompañado de una gran responsabilidad hacia la ciudadanía. Al asumir las responsabilidades políticas se puede construir una sociedad donde la confianza y la transparencia sean la norma, y donde los líderes sean verdaderos servidores del bienestar común”, concluye la organización.